“Un perro andaluz era la película
de la adolescencia y la muerte,
que clavé en el corazón de la
intelectualidad y la elegancia de
París con toda la verdad y la
mordacidad de la daga ibérica”
Salvador Dalí
En 1929 Luis Buñuel propuso a Salvador Dalí rodar una película, le leyó el primer boceto de su guión, Dalí se mostró interesado en el proyecto pero no en el argumento de la película, así que los dos hicieron durante ese año un viaje a Figueres, juntos redactaron la versión definitiva del guión. La única regla que acordaron fue “Las imágenes y las secuencias no debían obedecer a ninguna lógica; tan sólo estaban permitido lo irracional, lo sorprendente.”
Una vez que el guión estuvo listo el rodaje tuvo lugar en París y tomó dos semanas hacerlo, entre las escenas más representativas del filme se encuentra la del ojo cortado, que tanto Dalí como Buñuel reclamaron autoría, y la mano que se convierte en un hormiguero, la cual se volvió un leitmotiv de la obra de Dalí, en muchos de sus cuadros las hormigas fueron un elemento esencial de su estética de lo putrefacto, como en El enigma del deseo- Mi madre, mi madre, mi madre-, La persistencia de la memoria, El gran masturbador, entre otros.
No se sabe a ciencia cierta sí Salvador Dalí tuvo una participación importante durante el rodaje, ya que el directo fue Buñuel, pero hizo una pequeña aparición, es uno de los dos monjes que son arrastrados por el protagonista, el de la izquierda, sólo por unos segundos después cambia a otro actor.
A la presentación de la película asistieron personas como el arquitecto Le Corbusier, Pablo Picasso y André Bretón, quien calificó la obra como un trabajo surrealista. Cabe mencionar que Dalí no estuvo presente en el estreno porque debía preparar una próxima exposición en París, volvió a España para terminar sus cuadros.
La gran aportación de Dalí y Buñuel para el cine fue aplicar a ese medio el principio fundamental del Primer Manifiesto Surrealista, escrito por Bretón: la libre asociación de motivos visuales y lingüísticos.
“Desde la primera toma el espectador entra en un estado de shock del que no se liberará ni un momento: miedo, dolor humano y putrefacción se mezclan con una comicidad macabra en una serie de escenas cotidianas obscenas. La técnica del montaje y el entrelazamiento de motivos recuerdan la técnica de la “escritura automática” de los surrealistas, con la que se pretendía hacer aflorar pensamiento inconscientes e irracionales. Dichas técnicas son consideradas hasta hoy la piedra de toque de la estética cinematográfica. La estructura narrativa, que transforma lo aparentemente dotado de significado en absurdo y al mismo tiempo desvela en lo absurdo un sentido más profundo, pretendía ser un reto surrealista a la fantasía del público.”.1
Citas
1.-Salvador Dalí vida y obra, Frank Weyers, Ed. Kônemann, 2005, Barcelona, pp 95. Página consultada 21.
Bibliografía
Salvador Dalí vida y obra, Weyers , Frank, Ed. Kônemann, 2005, Barcelona, pp 95
Buñuel, Lorca, Dalí, el enigma sin fin, Sánchez Vidal, Agustín, Ed. Planeta, 1988, España.
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